Sobre dos ruedas pueden pasar muchas cosas.
Pero a veces lo hacen a través de tu cabeza, de tus pensamientos.
Quizá sea un simple medio de transporte. Otros (en cuyo grupo me incluyo) la usan como utensilio para forzar su cuerpo, para conocerse perfectamente a sí mismos, sus límites, sus miedos, e incluso para conocer todo aquello de lo que son capaces sobre ella. Esto pasa diariamente por la mente de muchas personas, las cuáles quieren saber de qué pasta están hechos.
Porque todo lo que haces en ese momento depende de ti.
Y puede salir mal.
Todos tus sentidos están activados entonces. A alta velocidad, no eres consciente ni de lo que haces. Son instantes de un desahogo completo que, si bien permiten activarte en muchos de los aspectos que a tu cuerpo se refieren, dejan un vacío imposible de alcanzar en semejante situación.
La capacidad para reflexionar.
Cuando aflojas.
Llega un momento en el que tu cuerpo, el mismo que te ha llevado a experimentar diferentes sabores, equivalentes a las situaciones que has atravesado, te invita a parar.
Porque no estás preparado.
Y ahí sí que ves todo lo que pasa a tu alrededor.
Generalmente, vienen multitud de recuerdos a tu cabeza. Después de un largo sufrir, éstos atacan cada una de tus neuronas cual bomba que explota en medio de una civilizacion. Son esas situaciones futuras o ya pasadas, que han perdurado en el tiempo dentro de ti.
Y que lo seguirán haciendo.
Miras un poco atrás, eres capaz de transportarte. Te das cuenta de lo que tu vida ha cambiado en cuestión de semanas, de lo diferente que es todo ahora. Amistades, estudios, tecnologías, ropa, e incluso los amores... en todos estos ámbitos hay algo que es nuevo.
Y que no sé si estoy preparado para afrontar.
Si algo queda claro, es que cuando bajas el ritmo, todas estas cosas te invaden. Y si lo hacen, es porque son importantes, o al menos representan una parte de ti.
Pese a todo, retomas la marcha, y la velocidad vuelve a subir, haciendo que lo que se ha mencionado pase a ocupar un segundo plano.
En el que probablemente permanecerán mucho tiempo.
Y aunque no lo sepas, esas cosas volverán a aparecer algún día...
Cuando vayas sobre dos ruedas.